En la mitología germánica, Ondina era una ninfa del agua. Era muy hermosa y, como todas las ninfas, inmortal. La única amenaza para la felicidad eterna de las ninfas era enamorarse de un mortal y dar a luz al hijo fruto de la relación. Eso significaba la pérdida inmediata de la inmortalidad.Ondina se enamoró de un audaz caballero (Sir Lawrence) y se casaron. Tras pronunciar los votos, Sir Lawrence dijo: “Que cada aliento que dé mientras estoy despierto sea mi compromiso de amor y fidelidad hacia ti”. Un año después del matrimonio, Ondina dio a luz al hijo de Lawrence. Desde ese momento, ella comenzó a envejecer. Mientras el atractivo físico de Ondina se iba desvaneciendo, Lawrence perdía el interés en su mujer.Una tarde, mientras Ondina estaba caminando cerca de los establos, escuchó el ronquido familiar de su marido. Cuando entró al establo vio entonces a Sir Lawrence recostado en los brazos de otra mujer. Ondina despertó a su marido rápidamente, le señaló con el dedo y pronunció su maldición: “Me juraste fidelidad por cada aliento que dieras mientras estuvieras despierto y acepté tu promesa. Así sea. Mientras te mantengas despierto, podrás respirar, pero si alguna vez llegas a dormirte, ¡Te quedarás sin aliento y morirás!Sir Lawrence se vió condenado entonces a mantenerse despierto para siempre…
Esta historia, es el motivo de que el Síndrome de Hipoventilación primaria, se llame también "Síndrome de Ondina":
Es una enfermedad crónica, que se puede presentar en la edad adulta o la infantojuvenil. ¿en qué consiste? Pues bien, en nuestro cerebro hay una especie de sensores que nos dicen cuánto oxígeno y cuánto dióxido de carbono tenemos. Si detectamos poco oxígeno o mucho dióxido, mandaremos señales a nuestros pulmones para respirar un poquito más rápido. En este síndrome, esos sensores están "ciegos", con lo que no pueden actuar en caso de que exista un aumento de dióxido de carbono (como nos pasa a todos cuando dormimos...).
Hombre, no es como en el mito, no te mueres por la noche. La muerte es mucho más jodida, por un fallo cardíaco o una Hipertensión pulmonar que hace que te ahogues poquito a poco y con mucho sufrimiento. Como un perro, vamos.
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